- Hacer preguntas genéricas, de manera que se da la posibilidad de encontrar soluciones. (“¿Qué te parece?, “¿Cómo sucedió?”)
- Dejar hablar al niño/a para que pueda explicarse, pensar, tomar decisiones, expresar sus pensamientos y sentimientos, para que aprenda a ser responsable.
- Eliminar frases impositivas que entorpecen la comunicación y destruyen la posibilidad educativa.
- La escucha activa, que fomenta la confianza y el sentirse comprendido y querido.
- Utilizar un lenguaje positivo, eliminando el “no”, que transmite miedo, inseguridad y sobreprotección.
- Hablar a los niños/as en presente cuando son menores de 12 años, porque ellos no entienden qué queremos decir cuando oyen: “Yo a tu edad…….” Ellos entienden y aprenden de nuestro ejemplo, no de nuestros discursos.
- Esperar nuestro turno para hablar, sin interrumpir el diálogo del niño/a.
- Conservar la calma en momentos de susceptibilidad y transmitir a los niños/as tranquilidad y un adecuado y positivo control de las emociones.
- No dictaminar antes de oír todo lo que el niño/a quiere contarnos.
- Escuchar y aceptar otros puntos de vista diferentes a los nuestros.
- Pedir perdón a los niños/as cuando nuestra actuación no ha sido acertada con ellos.
- Evitar reprender en momentos inadecuados.
- Reconocer los aciertos de los demás y alegrarnos con ellos.